Mucho se está hablando en estos tiempos que corren acerca de la innovación educativa. Muchas son las conversaciones que tratan acerca de nuevas metodologías. Mucho es el interés que despiertan las TIC y su aplicación en el aula a través de programas, aplicaciones móviles… Y yo me pregunto,
¿de qué sirve todo esto si no tengo el más mínimo control en el aula?
De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que ya no hay blogs, ni artículos de opinión que hablen sobre un aspecto que me parece determinante: la gestión de aula.
Es por ello que hoy me apetece hablar sobre cómo gestionar el aula, sobre cómo salir adelante cuando estás frente a un grupo de adolescentes que ni te escuchan, ni te hacen caso. Porque a mí me pasa y, tal vez, a ti también.
Porque tiempo habrá, cuando tengamos una buena gestión de aula, para innovar en lo metodológico y en lo tecnológico.
Si, como yo, tú también has perdido el control de tu clase en alguna ocasión, tal vez las orientaciones de esta entrada te ayuden.
Así que, sin más demora, zapamos…
Imagen extraída de Shutterstock
Gestión de aula. La gran olvidada del panorama educativo actual.
Llevo casi veinte años ejerciendo como docente en distintos institutos de Secundaria. Más de nueve mil horas de clase entre las cuales ha habido algunas en las que que me lo he pasado muy, muy mal. Clases en las que te sientes impotente, ignorado y en las que te das cuenta de que has perdido el control.
Soy consciente de que la experiencia ayuda mucho. Pero, si a esa experiencia la conectas con personas que realmente saben sobre gestión, el día a día en el aula te aseguro que cambia considerablemente.
Es este sentido hay un libro que no me canso de recomendar en este blog y a todos aquellos docentes primerizos que contactan conmigos por email o través de las redes y que comparten conmigo frustraciones, miedos, inseguridades y que incluso se platean abandonar el aula porque creen que no sirven para esto que se hacer llamar docencia. Se trata del libro de Joan Vaello titulado Cómo dar clase a los que no quieren.
Pues bien, el capítulo 4 de este libro se titula El control de la clase y en él el autor aborda el control del aula desde tres perspectivas (cito textualmente):
1. Qué hacer:
- Mantener un control mínimo pero suficiente
- Establecer un orden previo sobre el que se asiente con comodidad el aprendizaje
- Crear un clima ordenado generador de bienestar y concordia
2. Por qué:
- Porque el control es un requisito previo imprescindible para el aprendizaje
- Porque la presión externa ejercida mediante el control es necesaria para que los alumnos que no quieren aprender activen la presión interna ejercida por la motivación
3. Cómo:
- Fijando límites
- Manteniendo los límites previamente fijados mediante advertencias, compromisos y sanciones
- Derivando a otras instancias los problemas que no se puedan resolver con medidas escolares
Vaello aborda, a continuación, diversos tipos de conflictos y cómo debemos ir construyendo la convivencia en el aula. Pero también insiste mucho en la preparación previa del docente. Una preparación previa que Vaello aborda desde lo que denomina
el enfoque constructivo-proactivo
Para Vaello, el control de la clase debe ser planificado casi -o sin casi- con la misma dedicación que los contenidos curriculares. Para ello el autor propone cuatro momentos clave de planificación y las actuaciones pertinentes de las que he extraído también cuatro posibles propuestas:
- Antes de empezar el curso
- p.e. Establecer principios de actuación
- Durante los primeros días
- p.e. Fijar límites colectivos e individuales
- Durante el curso
- p. e. Reducir relaciones antisociales
- A final del curso
- p.e. Poner en común los logros y los errores
Procesos de control. La clave para la gestión de aula.
Vaello habla de dos procesos básicos que, a su vez, se subdividen en varios:
1. Fijación de límites: normas explícictas e implícitas.
2. Mantenimiento de límites:
- Advertencias
- Compromisos
- Sanciones
- Derivaciones
Vaello desarrolla en su libro ambos procesos dando soluciones prácticas a la fijación de normas que él divide en implícitas y explícitas. Aunque es imposible en este artículo desarrolar todas las soluciones que propone Vaello, me gustaría que te quedaras con estas dos preguntas que me parecen fundamentales:
- ¿Qué estás dispuesto a permitir?
- ¿Qué estás en condiciones de prohibir?
Si la parte de la fijación de normas y límites es realmente interesante, aún lo es más el apartado que se refiere al mantenimiento de límites. De las cuatro que propone Vaello, me centraré en la primera: las advertencias.
Las advertencias. Uno de los cuatro pilares de una buena gestión de aula.
Sobre las advertencias, Vaello propone muchas actuaciones proactivas. Estas son algunas de ellas:
1. Soslayar conductas leves o ailadas. ¿Qué significa esto? Pues que si una conducta disruptiva es aislada y poco molesta, mejor no intervenir para evitar dos riesgos:
- La distracción o interrupción
- Dar protagonismo a los alumnos disruptivos
2. Advertencia personal. Para Vaello, la advertencia personal debe ser:
- Breve
- Privada
- Única
- Positiva
- A tiempo
- Sin discusiones
- No amenazante
- Firme y creíble
3. Advertencia personal en privado. Si una conducta es persistente y se enfoca hacia la figura del profesor, la interveción debe ser en privado. En este sentido Vaello propone cuatro actuaciones concretas al respecto.
Junto con las advertencias, los otros tres pilares de un buen control de aula pasan por los compromisos, las sanciones y las derivaciones.
Gestión de aula. La gran olvidada de la innovación.
Me encanta aprender. Me interesan las metodologías activas, las TIC aplicadas al aula, todo lo relacionado con la Educación Emocional, la acción tutorial… Es increíble y extraordinaria la gran cantidad de material que hay sobre estos tres aspectos de nuestro quehacer docente. Coincidirás conmigo en la gran cantidad de jornadas, congresos, talleres que hablan sobre realidad virtual, Scratch, impresión en 3D, robótica, gamificación, visual thinking… Pero, ¿cuántas jornadas son las que hablan sobre cómo controlar una clase con más de 30 alumnos o sobre cómo enfrentarnos a alumnos con trastorno de conducta desafiante o sobre cómo gestionar la ansiedad de entrar en una aula en la que el dia anterior saliste llorando?
Porque una buena educación no solo es aquella que se centra en las metodologías, la educación emocional y la competencia emocional. Hay un cuarto pilar sin el cual los otros tres no se sustentan y es el liderazgo en el aula. Un liderazgo capaz de hacer frente, si no a todos, a buena parte de los desafíos a los que nos enfrentamos todos aquellos docentes que, como tú y como yo, entramos en un aula para hacer lo mejor que sabemos: enseñar.
Ojalá que esta entrada anime a otros compañeros a compartir su quehacer en el aula, la manera en la que la gestionan, aquello que les funciona y mejorar así todos nosotros nuestro día a día en las aulas. Este es el deseo y la razón de este artículo
Fuente del artículo: Cómo dar clase a los que no quieren, de Joan Vaello.