Las fiestas populares tradicionales, reflejo de la identidad cultural de las comunidades (2024)

Las fiestas populares tradicionales, enmarcadas dentro de las tradiciones, son una muestra característica de la cultura y por ende de la identidad, por tanto, sigue siendo un objeto de estudio candente, a pesar de vivir en una sociedad secularizada y en un momento en que las líneas de investigación se encaminan por otros derroteros.

Según Virtudes Feliú Herrera (2001) “(…) la globalización cultural establece como uno de los factores principales, el rescate y formación de las nuevas generaciones en el amor a su cultura sobre todo de aquellas tradiciones que conforman su identidad.” 1 En este sentido se considera que con los cambios y el auge socioeconómico de estos tiempos, resulta difícil enmarcar contextos sociales, como absolutamente modernos o tradicionales, pues todo desarrollo cultural representa transformaciones cualitativas inevitables que defienden aspectos valiosos de etapas de generaciones anteriores, que al interesarse en el desarrollo actual en poca o gran proporción no se desprenden de sus marcos culturales auténticos de manera absoluta.

Por otra parte, María Teresa Linares Savio (2008) planteó que “(…) la interacción cultural va estableciendo transformaciones históricas en las sociedades como proceso de comunicación constante”2 ; no obstante, se resalta que en las comunidades tradicionales también se operan cambios, pero estos, cuando no alteran en lo esencial la identidad, mantienen el sistema de valores, normas y creencias que a pesar de haber evolucionado sustentan su identidad. Así, Juan A. Alvarado Ramos (2008); Jesús Guanche Pérez (2008) expresaron que la sociedad no permanece absolutamente aislada ni ajena a los cambios que acontecen en la actualidad, debido a la interacción entre los individuos y contextos sociales que en algunos casos, llegan incluso a cambiar la identidad de algunas regiones o pueblos.
A consideración de la autora del presente artículo, si se parte del criterio de que a la identidad cultural le es inherente la comprensión consciente de la memoria histórica, bien puede considerarse la posibilidad de rescatar lo más auténtico de las tradiciones a partir del conocimiento y defensa del legado cultural que tanto cuesta a un pueblo crear, preservar y transmitir de generación en generación.

De acuerdo con lo planteado por la DrC. Haideé Rodríguez Leyva, “(…) la identidad cultural de un pueblo se expresa en las simples manifestaciones de la vida cotidiana: prácticas culinarias, ajuares domésticos, se refleja en las diferencias, la personalidad, relaciones familiares, sociales, costumbres y tradiciones; se define a través de las producciones artísticas, literarias, históricas, pedagógicas, políticas y científicas en general”.3
De ahí que constituya un reto para los países latinoamericanos, sometidos a largos procesos de colonización, la orientación de las nuevas generaciones hacia la construcción de un modelo en defensa de las raíces culturales, un modelo que garantice el sostenimiento de la identidad cultural de los pueblos a partir de lo planteado por Carlos Córdova Martínez (2000) cuando aseveró que esta “(…) se expresa en las simples manifestaciones de la vida cotidiana: prácticas culinarias, ajuares domésticos, vestuarios. Se refleja en las variantes lingüísticas, idiosincrasia, relaciones familiares y sociales. Se afirma en las costumbres, tradiciones, leyendas, folclor. Se define a través de las producciones artísticas, literarias, históricas, pedagógicas, ideológicas y políticas propias, para alcanzar niveles superiores en la formación de la nacionalidad; expresadas en un sistema humano que sustenta, como sujeto histórico cultural, aspiraciones a una determinada cuota de poder y llegar a su madurez con la consolidación de una nación soberana”. 4
Entonces se hace necesario, asomarse a la identidad cultural a través del prisma de las tradiciones, y en especial a las fiestas populares tradicionales que sea esta una vía para asegurar la cultura y garantizar una existencia digna a los individuos a partir de la reafirmación de sus valores más auténticos. Ya que las fiestas integran creadoramente elementos tales como: la música, los bailes, los cantos, creencias religiosas, comidas, bebidas, vestimenta… de la cultura popular tradicional; los cuales encarnan de diversos modos en el arraigo de quienes lo conservan y transmiten, la fisonomía y temperamento del pueblo, por lo que es de meritoria importancia la necesidad de investigar el tema en cuestión.
Según López Ramos, Belkis (2006) en América Latina las festividades son una tradición muy significativa, resultan una revelación de la riqueza cultural de sus pueblos, donde se conjugan brillantemente los ingredientes de la transculturación, su creatividad y comunicación constante. Este acercamiento permite entrar en la vida de una comunidad de individuos, conocer sus sentimientos, costumbres, vivencias, emociones, cultura; formular críticas a problemas sociales, como la desigualdad, la delincuencia, el desempleo, etc., y orientar hacia la transformación social a través de la reflexión en torno a temas de gran importancia, como pueden ser las conductas responsables, el cuidado de nuestras raíces culturales, del medio ambiente, la sexualidad, la educación formal, entre otros.
Por otra parte, Feliú, Virtudes (2003) planteó que la fiesta, como parte del folklore social, constituye una costumbre, una manera de hacer lo transmitido, mientras que la tradición es la forma de pensar y sentir lo que se transmite. Esto, a su vez, está representado por la práctica de muchos hábitos en cada uno de los aspectos de una sociedad o grupo social determinado. Las mismas contienen en sí las distintas tradiciones, creencias y ritos religiosos, la música, las danzas, los juegos o competencias, las comidas y bebidas relacionadas con ellas, la ornamentación, expresiones de literatura oral, vestuario, medios de transporte y otros aspectos de la cultura espiritual y material del pueblo. Estas pueden estar vigentes o no y poseer un contenido religioso o laico. Su realización puede ocurrir en el medio urbano o rural.

Por lo antes mencionado se puede afirmar que las fiestas constituyen un suceso de obligada mirada en el tiempo, pues construyen una visión integral como catalizadora de las expresiones identitarias. Resume en su figura prácticas y ritos que son reflejo de una época, son el escenario ideal para estudiar la cultura integralmente concebida, vinculada a sucesos de la vida cotidiana de los hombres. Además los conduce a una salida de esa cotidianidad. Las fiestas expresan huellas del tejido social que representan y cuyos intereses simbolizan y constituyen reflejo de la identidad cultural de un pueblo según su tradición (López Ramos, Belkis M, 2006).5
En el ámbito internacional numerosos investigadores han tratado el tema de la fiesta desde diferentes perspectivas como son los latinoamericanos Bajtín (1999), Brisett (2011), Escobar (2000), (1998) García Canclini, (2000) Escobar, (2005) Mari Ángeles Sánchez, (2003) García-Borés, (2001) Bruner; entre otros. Los cuales coinciden en que la fiesta es un tema colectivo de aspectos éticos y estéticos. Se destaca su trascendencia en los imaginarios sociales ya que arraiga y niega lo social, y se vincula tanto con la conservación de la memoria como con las rupturas que inventan futuros posibles.

En el caso de Cuba se han realizado investigaciones desde diferentes aristas, tal es el caso de: (2002) Ana Julia García Dally, (2002) Juan A. Alvarado Ramos, (2001) Manuel Antonio Díaz, (2001) Pedro Luis Córdova Armenteros, Dennis Moreno Fajardo, (2003) Virtudes Feliú Herrera, (2008) Martha Esquenazi Pérez, (2005) Caridad B. Santos Gracia y (2005) Marta del Carmen Victoria Ramos,6 los cuales aportaron los aspectos relacionados con las fiestas populares tradicionales cubanas, su ubicación geográfica, los antecedentes étnicos y religiosos así como, las características que debe poseer una fiesta para ser popular tradicional.

En la actualidad los problemas que presentan las fiestas populares tradicionales en Cuba vienen desde el triunfo de la Revolución, la cual provocó cambios en la estructura económica, social, cultural y política del país. Como las restantes actividades, las fiestas populares tradicionales comenzaron un proceso de transformación de forma paulatina que desvirtuó las formas originales, que se sustituyeron por otras o convivieron simultáneamente. Desde nuestro punto de vista, las fiestas tradicionales han desaparecido casi en su totalidad en Cuba. Muchas de estas festividades en sus inicios tenían un carácter religioso, y al paso del tiempo han sido convertidas en eventos mercantilizados que han perdido muchas de sus características fundamentales.
Lo antes expuesto incide en que las fiestas populares tradicionales hayan perdido muchos de los elementos socioculturales que desde antaño las han caracterizado y han motivado la participación de los pueblos en estas celebraciones festivas tales como tradiciones, creencias y ritos religiosos, la música, los juegos con un carácter competitivo, las comidas típicas relacionadas con ella, expresiones de la literatura oral, confección de objetos artesanales y otros aspectos de la cultura material y espiritual de la comunidad.; pues sólo se han limitado en gran medida a la venta de productos comerciales y gastronómicos, además, las actividades planificadas no cuentan con la calidad requerida.

Según José Antonio Almenares Díaz (1999) desde 1995 - 1996 se consolidó el estudio de las festividades y la puesta en práctica de acciones para revitalizarlas; fortaleciendo la identidad cultural de los pueblos. Estas fiestas se desarrollaban en los meses de principio de año, principalmente en los meses de cosechas y siembras de productos, o sea, prevaleciendo su marcado carácter económico porque están estrechamente ligadas al campo y a la labor productiva. 7
Pereira Valarezo, José (2009) considera que las fiestas populares están "… cargadas de hechos y personajes simbólicos, mediante los cuales cada pueblo en particular reactualiza la visión que tiene de sí mismo y del mundo que le rodea, la fiesta reordena y orienta cíclicamente las relaciones al interior del grupo, redistribuye instancias de poder y prestigio y, sobre todo, se reproduce a sí mismo, comunicándole a sus miembros los símbolos portadores de su identidad. Se dice, además que toda acción teológica, política, social o cultural, no se piensa hoy como verdaderamente lograda si no termina en una fiesta. En tal sentido, ésta es una promesa política, cultural, social”. 8
Para José Pereira Valarezo los ecuatorianos siempre tienen algo que celebrar y están dispuestos a hacerlo; menciona que el calendario festivo revela no sólo la diversidad de fiestas registradas, sino también la existencia de variaciones en la forma de celebración, dependiendo de dónde, qué y quiénes las celebren.
Teniendo en cuenta las diferentes definiciones abordadas por los diferentes autores se considera que son muchas las actividades desarrolladas en estas celebraciones, donde algunas coinciden y otras no. A pesar de la generalidad estas fiestas tienen sus características propias, de acuerdo a su fundación o surgimiento.
En países de habla inglesa celebran festividades como Halloween, día de acción de gracia, la navidad. En países de habla hispana celebran día de los reyes, navidad, los carnavales, día de los santos, día del agua, de la madre tierra (Pacha Mama) ejemplo en Bolivia, en México la celebración del día de los muertos.
Las fiestas populares tradicionales en Cuba fundamentalmente están asociadas al periodo de conquista y colonización por los españoles, pues en ese proceso de “pacificación” y luego de asentamiento, los grupos de inmigrantes de diferentes partes de la península ibérica trajeron consigo sus hábitos y costumbres con la intención de mantenerlas en su nuevo hábitat. Esto no sólo se manifiesta en Cuba sino que ocurrió con otros países de Latinoamérica y el Caribe con la mezcla de las culturas africanas, francesas, en el caso de España con la invasión de los musulmanes, romanos y griegos.

En Cuba las fiestas populares tradicionales que se celebran son los carnavales, las parrandas de Santi Espíritus, las charangas de Bejucal, las Romerías de Mayo en Holguín, la fiesta del fuego en Santiago de Cuba, en Guantánamo “La fiesta a la Guantanamera” y en Baracoa la “Fiesta de las aguas”, “del cacao”, “del coco”, entre otras.

Los preparativos para la fiesta comienzan en horas tempranas donde los pobladores elaboran los platos típicos, recolectan frutas y viandas, organizan los objetos artesanales, las pinturas de artistas aficionados, los grupos musicales, las representaciones teatrales, el encuentro de desimistas y se preparan las diferentes áreas donde se realizarán los juegos tradicionales.

La primera parte dedicada al culto religioso y más tarde se celebraban los bautizos, bodas y la misa a la que asisten personas de todas las comunidades cercanas. En la segunda parte de la celebración comienzan a desarrollarse las actividades populares tradicionales, libres de matices religiosos en las que están insertados los pobladores de las diferentes comunidades. Se elaboran platos típicos que son combinados con carnes, vegetales y condimentados. Los artesanos realizan exposiciones de su propia creación y los artistas aficionados realizan sus presentaciones.
1.1 Elementos socioculturales que identifican las fiestas populares tradicionales.
Para referirse a los elementos socioculturales que identifican las fiestas populares tradicionales hay que mirar en varias direcciones, es decir, hacia España, África, el Caribe antillano, Francia, incluso otras minorías étnicas que al arribar a costas cubanas trajeron su cultura, y todas ellas al mezclarse se fueron creando según el credo de cada una de las diferentes festividades, algunas coincidían con los santos que profesaban la iglesia católica. De esta forma fueron surgiendo diferentes elementos socioculturales que luego con el paso de una generación a otra se fueron identificando con ellos.

En Colombia los elementos socioculturales que la identifican tienen orígenes muy diversos. Realizan ritos pre cristianos traídos por los españoles, ceremoniales aborígenes prehispánicos y ritos seculares africanos. Por otro lado los asentamientos negros del Pacífico realizan la ceremonia del santo patrono que tiene más rasgos de carnaval pagano que de fiesta cristiana. España la fiesta popular es la ocasión en que se expresa la identidad a través de la música. En esta fiesta se encuentra lo que podría llamarse el carácter o personalidad del pueblo.
En Cuba la misa, los bautizos y la procesión es una ceremonia que desde sus inicios era netamente religiosa, presidida por la iglesia católica, que dirigía la celebración, de ahí que al frente de la misma estuvieran las principales figuras jerárquicas de la iglesia quienes vestían de blanco, portaban pendones y otros atributos; detrás iban los fieles seguidores. Era una ceremonia cargada de solemnidad desde la iglesia hasta el lugar donde se realizarían diferentes actividades entre las que se destacan la lectura de pasajes bíblicos y la respuesta de la multitud a través de cantos y alabanzas, se llevaba la imagen del santo para el río se le encendían velas, se le hacían peticiones y luego se regresaba para la iglesia.
Se exponen platos típicos en el caso de Cuba se destacan los dulces y el ajiaco criollo o caldosa que es de preferencia de los pobladores. Además se realizan los juegos tradicionales como: atracción de la soga, montar a caballos y toros, el palo encebado, arrancarle la cabeza al pato, juegos de pelota, pelea de gallos. Sin embargo en países del primer mundo hay marcada tendencia al consumo de productos naturales.

Uno de los elementos más importantes que integran la base cultural de los territorios son las décimas populares que fue traída de España, las cuartetas, los mitos y las leyendas, los cuentos folklóricos, las adivinanzas y los trabalenguas fueron incorporadas por los cronistas en el período de conquista y colonización. La mayoría de estas composiciones abordan temas dedicados fundamentalmente al amor, al paisaje, los asuntos sociales y al choteo.

Para los niños se realizan juegos tradicionales como la competencia de zanco, atracción de la soga, el juego del pañuelo, tesoros escondidos, los disfraces y la corrida de cintas. La calle y fachada de las casas se adornan para la ocasión con pencas de cocos y otros motivos florales. También se pintan los frentes de las casas con pintura o cal, se construyen enramadas a la entrada de la población, de uno y otro lado de la calle se cuelga adornos variados confeccionados por los vecinos.

Entre los elementos propios para animar las fiestas se encuentran los bailes tradicionales, los cantos populares, los disfraces, carrozas, comparsas y desfiles, entre otros. Predomina la conga como música que arrastra a la multitud, que va creciendo a medida que la misma se va desplazando.
Las bebidas son un elemento que se aprecia con mayor frecuencia, anteriormente era indispensable la presencia de jugos y refrescos, hoy se hace casi imprescindible la presencia de bebidas alcohólicas que se ingieren en el trayecto y en el lugar de la celebración. En países latinoamericanos se bebe el aguardiente y en países europeos el vino.

A manera de resumen las fiestas populares tradicionales tienen sus antecedentes y fundamentos en el proceso migratorio que hubo en Cuba. Los elementos socioculturales permiten afirmar que las fiestas populares tradicionales son reflejo de la identidad de los pueblos. Pues constituyen un recurso cultural puesto en función de la defensa de dicha fiesta y un instrumento de afirmación identitarias, al realizar aportes significativos en función de la identidad cultural de las comunidades. Las fiestas populares han desempeñado un papel muy importante en la conservación de las tradiciones, pues muestran las principales costumbres, hábitos y comportamientos de los diferentes territorios que se realizan. Además de la preservación de los elementos socioculturales de generación en generación.

Las fiestas populares tradicionales, reflejo de la identidad cultural de las comunidades (2024)
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