Monterrey - Los regios festejan estas fiestas de dos maneras: una muy solemne en la Nochebuena y la cena de Navidad, y otra, en el baile y la alegría del nuevo año, acompañado de la tradicional carne asada y la cerveza.
Para el sacerdote José Manuel Guerrero Noyola surge la interrogación de sí realmente esta fiesta cuestiona lo que hay en nuestro corazón: bondad o egoísmo, amor o indiferencia; porque Jesús, José y María, siguen aquí. A veces, los vemos pasar por nuestras calles pidiendo trabajo, posada y alimento. Otras veces, los encontramos postrados, enfermos y desamparados. Diariamente pasan por nuestros caminos siendo migrantes".
La cena navideña tradicionalmente es pavo, pierna, tamales y postres; reúne a la familia y prácticamente se trata de un evento solemne, en donde todavía hay - cada vez menos- viviendas en las que se reza y se levanta al niño Dios.
"Por la noche, antes de la cena iremos como cada año a casa de los compadres a levantar al niño Dios, luego la cena", explica María de Robledo, mientras Martha Rodríguez, recuerda que desde que tiene uso de la razón en su casa preparaban los tamales, tradición que ahora sigue.
El espíritu de la Navidad es contrario a lo que se hace pues se trata de recordar a Jesús que nació en humildad absoluta. Pero aquí, aparte de los gastos normales, una familia de clases populares gasta al menos unos 6 mil 500 pesos adicionales en el “maratón Lupe-Reyes", dice el cronista de Monterrey, Leopoldo Espinosa Benavides.
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Recuerda que la llegada del árbol navideño a Monterrey fue en Navidad de 1866, al final de la invasión francesa. Un grupo de austriacos, capturados y presos por las fuerzas republicanas, fueron entregados bajo palabra como sirvientes o aprendices en Monterrey y, resignados a su suerte, adornaron las casas -donde laboraban como servidumbre- al estilo de Austria, colocando los primeros Árboles de Navidad en la Ciudad.
"Y novedosos tal como seguimos siendo, de inmediato se sincretizó la Navidad con el Árbol sajón, colocándosele un pesebre y el nacimiento o Belén de origen italiano", añade el cronista.
Pero la inflación en la canasta básica ha pegado y de acuerdo a Joana Chapa, directora del Centro de Investigaciones Económicas (CIE) de la Facultad de Economía de la UANL, en un ejercicio de tres platillos: el pavo con la pasta, el precio promedio en los tres supermercados más grandes del estado es de 761 pesos, mientras que los tamales con sus ingredientes, tendría un costo de 436 pesos y la pierna de cerdo, por 492 pesos.
Tan solo los ingredientes para el pavo subieron un 7 por ciento, agrega Chapa.
Además, un sondeo entre los comerciantes de mercados coinciden que en términos generales el alza en verduras, frutas, pollo y otros insumos ha sido de un 20 por ciento para esta época.
En Nuevo León, a la medianoche, luego de los abrazos, los niños y adultos abren sus respectivos regalos que han estado en el árbol navideño.
El 31 de diciembre el panorama es distinto, largas filas se hacen en las carnicerías para adquirir los cortes y asar en la noche, siempre acompañados de vino y la inseparable cerveza.
En ambas celebraciones, apenas pasa la medianoche, los cohetes y balazos al aire del nuevo año, las avenidas se ven transitadas pues las familias corren a casa de los suegros, de los papás o de hermanos y compadres.
El padre Guerrero dice que mientras estamos celebrando en casa, pasa por la calle Jesús, José y María, pero les pone nombre.
"Hay veces en las que vemos al Niño Jesús a la deriva, en la vida de tantos niños huérfanos, viviendo entre peligros, resintiendo el abandono o creciendo sin nada, víctimas de la pobreza, de los vicios de sus padres, o de la delincuencia".
"A veces María es vista en tantas mujeres que padecen ofensas, precisamente de quienes dicen amarlas, quienes las tratan con violencia, las matan o las desaparecen. También José es visto en tantos trabajadores mal pagados, explotados y condenados a la miseria".
"Entre nosotros sigue habiendo Herodes que, por su avaricia, mandan matar inocentes, o los van matando poco a poco, por medio de una contaminación constante que causa muchas enfermedades. Herodes, chiquitos y grandes, que viven pretendiendo utilizar a los pobres, porque ambicionan el poder y el dinero".
(djh)
